Los que desean matarían por ser
deseados. Los empleados matarían por ser los amos y los amos por ser más
obedecidos y menos criticados. Algunos quisieran ser lo que aparentan y otros
aparentar lo que son. El tendero sueña con un gran supermercado y el del super
con un “ere”. El cobrador deudas no
quiere y el deudor ni frac, ni debes, ni haberes. El fiador, ni fía hoy, ni se
fía de nadie. El cerrajero quiere más perdidas de llaves y menos alarmas, y el “alarmista”
más inseguros que le sigan. Las aseguradoras no cubren un atasco en tu retrete,
pero sí que en casa un avión se estrelle. Los críticos odian ser criticados. Los
médicos ser atendidos con retraso. Los dentistas odian las golosinas “sugarfree”. Y los banqueros ansían cuentas con
comisiones, sí, sí, sí... Los bandidos no quieren alarmas ni traidores. Los malos quieren
buenas noticias y los buenos, buenas intenciones. Los blancos queremos lucir
moreno, y los morenos un euro más al día.
El vecino nos envidia y la
envidia nos persigue, y al final nos pilla, nos destruye. Los moribundos desean
vivir y los vivos se mueren de ganas por ganar más de cien mil. Las mamás
sabían cómo ahorrar y al ministro de economía no le salen las cuentas ni para
atrás. Las cuentas claras y las claras con su yema. Los que imitan no quieren
imitadores, ni los falsos, imitaciones. Las listas buscan tontas y las tontas
van de listas. Los que van desean volver y al
volver la vista atrás se ve el sendero que nunca se ha de volver a pisar. Los
mancos se apañan con una mano y a los manazas le sobran las dos. Los ricos
bailan a su ritmo y los pobres al sonido de unas monedas de cobre. El hambriento
daría media vida por un trozo de pan, y el panadero la otra media porque
amanezca.
El botones reza por las propinas
y el cliente por sus secretos. El analista confía en acertar y “acierto” quizá esté de vacaciones. Los magos
no revelan sus trucos, aunque saben que los sabemos. Los unos mienten a los
otros y los otros a casi todos. Las loterías desean jugadores y los jugadores
el primer premio, o semejante. Hacienda se acordará de tu nombre y pondrá “señor” delante. Unos buscan la fama y la
lana a su oveja. El cocinero desea unos fogones con perolas nuevas y tazones. El
pinche quiere pinchar y el pincho no se deja…que talante. La monja ora y hace hostias,
y el capellán para comulgar las reparte en una lata. El rey no reina y la reina
pierde peso, una falsa sonrisa le delata. Los ministros cogieron sus carteras… y
olvidaron sus “donuts”. Sus tarjetas
de visita más “blacks” que una “Visa”. Mandadores que no solucionan y
soluciones esperando ser ejecutadas con prisa. El uno por el otro y aquel por
el este rebañan y rebañan con pecado capital.
Las verduras de cinco en cinco y
las ventanas de par en par. Las pijas con abrigo de chanel y bragas del todo a cien. Los pijos con lagarto, mucha gomina
y desencanto. Los amigos van contados y las promesas rotas. Las tardes pasan
volando y cómo un rayo los días. Los besos con sabor a deseos y los deseos
llevan un nombre. Alegría!!
Los gestores no gestan y las que
gestan deciden. Los antiguos no coleccionan y las colecciones valen años. Algunos
quieren ir al cielo y el cielo no está para engaños. Muchos irán al infierno
sin perdón ni excusas… porque al 666 no le gustan.
Los humoristas dibujan sonrisas y
las sonrisas nunca sobran, y los que sobran están marcados. Hay palabras con
razón y pensamientos sin libertad. Hay libertad a medias y medias para
enamorar. Hay sobres perdidos y perdidos
por los sobres. Hay vergüenza para muchos y muchos sin vergüenzas. El que llora
no mama y la mama, si los pillas, los
desgana con un par de bofetadas.
Hay tallas no deseadas y las
deseadas son un sueño. Hay milagros que se piden en misa y se conceden en la
calle. Hay juramentos sanos, dulces y llanos, juramentos no que son en vano. Hay
quien reza por sí mismo y actualiza su estilismo. Hay quien pide por los demás
y come tres veces más. Hay buenos modales y modales que dan asco, y nos enervan
las colas, los atascos. Hay pilas y pilones e inútiles a montones. Hay dolores
de muelas y muelas del juicio. Hay juicios sin sentido y sentido contrario. Hay
diestra y siniestra… y maldita sea. Hay obtusos sin remedio y remedios sin
remediar. Hay libretas en blanco y blancos sin acertar. Hay día, tarde y noche,
hay soñadores, bohemios y escritores. Hay suertudos sin suerte y suerte para
todos.
Hay lo que hay y habría para
todos, si en lugar de la avaricia usaran el corazón y la pericia.
Lorenzo López