Tergiversar: Desfigurar o
interpretar erróneamente palabras o sucesos.
Quien no ha querido ser alguna
vez alguien lo que no es. Quien no ha deseado lo que no debía desear, o quien no
ha cogido algo que no es suyo, y luego ha dicho que se lo ha encontrado.
Pensando…
Las cosas no siempre son lo que
parecen, ni siempre parecen lo que son.
Porque no es lo mismo el “pressing catch” que el “Presi de CAT”. Porque no es lo mismo cargarla una vez lleno, que cagarla en un pleno. Ni es lo mismo el Congreso de los Diputados, que los Consuegros despistados. En ocasiones
leemos deprisa y erramos confundiendo unas palabras con otras. Y es que lo
mismo confundir unas palabras con otras
que cocinar unas patatas con otras.
Porque
todo tiene un por qué y la interpretación que cada uno pueda dar a cada
palabra, frase o dicho, es respetable, aunque no se comparta. Porque respetable, no es una vaca explotable. Ni un consejo de estado tiene nada que ver con
un conejo de establo. Ni es lo mismo unos ladridos de Chihuahua, que poner unos ladrillos sin agua.
La verdad no siempre es toda la
verdad y nada más que la verdad, ni las mentiras son siempre piadosas. No tiene
nada que ver tener un millón en el banco,
que tener un sillón en el palco. Ni
es lo mismo ser un ministro de hacienda,
que ser un misterio de la ciencia.
Porque no es lo mismo pecar que picar, ni pensar que copiar. No es lo mismo estrujarte los sesos para escribir algo
divertido, que tocarte los huevos
para copiar lo del vecino. Ni es igual mamar
de la teta grande, que mandar a la
tata a por carne. Ni punto de comparación, aunque leído de forma rápida,
suene similar. Tengo croquetas para cenar,
que, tengo moquetas por entrenar. Nada
de eso, porque no es igual, rotundamente no. Porque podría parecerse un poco decir,
un batido de leche, con decir, un bandido de Elche. Y todo esto sigue
sin ser lo mismo. Porque las cosas son así y no se pueden cambiar tan
ricamente. Se pueden manipular o tergiversar,
pero jamás será igual ni significará lo mismo.
Cualquiera puede admitir
confusiones en el trascurso de su vida, porque nos podemos confundir pronunciando
al leer o entendiendo mal al escuchar.
Porque no es lo mismo mirar de
reojo, que decir mimar a un cojo. Ni es lo mismo decir voy a comprar al zara, que decir, voy a tirarme a Sara. Ni tampoco es lo mismo decir vemos las estrellas abrazadas, que
decir, vemos que estrenas las bragas.
Ni tan sólo es igual decir mi ombligo es grande,
que decir, mi amigo es cobarde. Ni es
lo mismo decir sal y entra dos veces,
que decir, salpimienta los peces. Ni decir,
joder en grupo, que decir, el poder del brujo. Ni el aperitivo del día, es lo mismo que el arrepentido sufría. No es igual un helado con pistacho, que un malvado con mostacho. Ni es lo mismo las lentejas estofadas que las viejas enteradas.
Porque insistir en esto, sería
como llamar a la puerta de un sordo, no acabaríamos nunca. Porque no es lo
mismo fumarse un pitillo, que fugarse con sigilo. Ni es igual la mortadela que la muerte de Adela, ni es lo mismo el bar de la esquina, que el
zar de la China. Ni es igual el barco
de chanquete, que el manco del
banquete. Ni es lo mismo el rico del bloque,
que el mico del bosque. No es igual una tortilla con chorizo, que una tontilla con postizo. Ni una mosca
cojonera, con una rosca de madera.
Nunca serán igual los sentidos de tu vida, que los suspiros de tu tía. Ni los bomberos del calendario, con los sombreros del seminario. No es lo
mismo el manjar de tus labios, que el rajar de los sabios. Ni los besos de tu boca con los sesos de una loca. Ni el carrete de la caña, con el casquete que te apaña. Ni el fingir gritando, con el seguir flipando. Ni la partida de la semana, con la salida de tu hermana.
Sigo pensando…y creo que seguir tergiversando será bueno para todos. Porque
no es lo mismo corregir sin dudar,
que sonreír sin parar.
Lorenzo López