Lectura de Elena

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jueves, 2 de octubre de 2014

Otros momentos de lucidez

Hay personas que lucen sus encantos a diario. Algunos lo hacen de manera elegante, y otros… digamos que no tanto.

Es normal que cuando entras en una tienda, digamos que de ropa, el o la dependiente/a te pregunte si te puede ayudar.

Cliente. Buenos días…
Dependiente. Buenos días… ¿le puedo ayudar en algo?
Cliente. Bueno, venía a mirar.
Dependiente. Muy bien, si necesita ayuda me avisa.

En este momento pienso… ayuda para qué… ¿para mirar? Si se hubiese ofrecido antes, no me hubiera comprado las gafas.

Mientras tanto vas mirando y toqueteando prendas. Calculando mentalmente si los precios van acorde con las prendas…
Esto es caro! Esto no está mal, pero no me gusta mucho! Este pantalón me mola, pero si estuviera más barato. Uyy…este, vaya mierda… claro así está de barato.

En fin que te vas haciendo tus más y tus menos. Mientras tanto la dependienta, por pura casualidad aparece de la nada, dándote un sustazo de cojones… y te dice. Ah!! Hola, ¿Qué, ha visto algo que le haya gustado? En ese instante no sabes si decirle que sí o que no.

Si le dices que sí… mierda, ya no te la quitas de encima ni con agua hirviendo. Y te da vergüenza decirle que no. Algunos piensan que la solución pasa por comprar algo para salir del paso. Yo creo que no, que hay más opciones.

Le puedes pedir que te deje mirar un poco más, que llevas las gafas puestas y puedes tú sólo. O también, que te “mire” a ver si tiene algo que sabes que no tendrá en la tienda... si se empeña en ayudarte a mirar…

La mayoría dicen… Si hay algo me gusta, pero como no es para mí, ya pasaré con mi pareja y así que se lo prueba y eso…

La dependienta sabe que mientes como para que la nariz te llegue hasta el culo, y que posiblemente no vuelvas… ni a mirar.

Otro sitio donde siempre se acercan encantados de atenderte, es en los bares de los polígonos.
Madre mía. Te puedes tirar el tiempo que tienes para desayunar haciendo ademanes a la camarera/o para que te atienda, o justo en el momento que tocas barra… pan!!! Notas el aliento de quien va a atenderte, tan y tan cerca, que yo muchas veces pido directamente el café. Y si puede ser corto… porque ya no me queda sitio para más.

Un buen sitio para ir de compras tranquilo, no son los bazares chinos.

Cuando entras ves a un chino que te sonríe como si fueras alguien especial o yo que sé. Pero a la que te metes es un pasillo... se parecen al copperfield. Te giras para ver algo que casi se te pasa, y tienes al chino que te saluda justo detrás de ti. Bueno, sigues mirando y avanzando por ese pasillo estrecho y abarrotado con miles de cosas, que te recuerdan a tu abuelo, porque ya las veías en su casa.

De repente… vas hacia la derecha y otro chino, que por cierto no sabes si es el mismo de antes o es otro. Te saluda un poco más serio… y pasas entre él y los sostenes talla… multi-talla vamos, porque hay un lío que no se aclara nadie. Al fondo de ese pasillo ves a una chinita que parece despistada. Los cojones… te está observando con el rabillo del ojo. Y tú piensas… si ya os he calao!!! Que esto es espa?a, y hasta tenemos una canción.

“Cuando tú vas, yo vengo de mangar de allí…”

En fin… que aparecen y desaparecen como el Guadiana. Ahora eso sí, compres lo que compres, te dan una bolsa, y del tamaño acorde con la compra.

Otro día escribiré sobre qué pasa por la mente, cuando vas a la administración de lotería a comprobar la loto y te dicen no hay nada…

Saludos amigos.


Lorenzo López

miércoles, 1 de octubre de 2014

27ª Crónica para Elena.

Amiga Elena

Una semana llena de desdén y desapego, pero seguir luchando es la única opción que tenemos. Alguna cosa buena pasó, y siempre merece la pena que esté en nuestro haber. 

Sabes que estaré mientras estés... y cuando faltes, seguiré pensando, escribiendo y soñando que estás como siempre has deseado estar. Las cosas se suceden mientras el tiempo pasa y son los momentos que nos dejan con la boca abierta, los que realmente hacen que merezca la pena estar por aquí. 

Siempre contigo.

Ánimos Elena...

Con cariño...Lorenzo López