Lectura de Elena

Lectura de Elena
lectura de Elena

jueves, 1 de marzo de 2018

Haciendo un favor a la vecina de al lado


Ya eran las siete y cincuenta y dos minutos. Esa tarde se me hizo más pesada que cualquier otra de la semana. Lo bueno es que era viernes y eso siempre ayuda.

Cuando llegué a casa, solté mis cosas encima del butacón que hay en el recibidor y me despedí del maletín y la corbata hasta el lunes. Fui directo al baño, me quité la ropa y me di una ducha. Salí del lavabo con la toalla rodeando mi cintura y me asomé al balcón. Las vistas no eran realmente buenas, pero sí suficientes para hacerse una idea de cómo estaba el ambiente. Esa noche tenía ganas de salir un rato, desconectar y divertirme.

Sabía que mis amigos se iban a pasar el fin de semana fuera, y aunque me habían propuesto ir con ellos, preferí quedarme.

A pocos minutos de las diez de la noche me dispuse a salir de casa.  Cuando estaba a pocos metros de la puerta, sonó el timbre. Pensé… quien coño será a estas horas. Abrí la puerta y… joder era la vecina de al lado. Maribel, la vecina de al lado, hacía poco que vivía aquí. Le dije que pasara, pero me comentó que tenía que pedirme un gran favor. Por un momento pensé que quizá no me hiciera falta salir de casa para ligar. Era guapa, simpática y muy atractiva…  insistí en que pasara un momento. Pasó y entonces con una súper mirada de lo más dulce, me dijo.

-te agradezco mucho que me hayas ofrecido la oportunidad de conocernos. – Yo pensaba… pues ni siquiera he dicho mi nombre… pero esperé. Ella siguió hablando. –no sé cómo te podré devolver este favor. – Yo estaba alucinando, porque no tenía ni idea de a qué coño se refería. Siguió diciendo... –voy a buscar a María y te la presento. Ahora sí que flipaba de verdad. Me iba a presentar a una amiga, como si nos conociéramos de toda la vida.

Con la puerta todavía abierta, espera en el recibidor, la verdad es que no sabía si era impaciencia, nervios o sé qué… pero algo recorría mi cuerpo.

Maribel salió de su piso y se acercaba al mío cogida de la mano de María. Si antes había flipado, lo que sentí en ese momento, no sabría definirlo con un nombre. Maribel entró en mi piso y soltó de la mano a María, mientras mi boca seguía abierta. Me la presentó y dijo que volvería por la mañana sobre las 7. Me dio dos besos muy sonoros y antes de irse, y se dirigió a María diciendo… pórtate bien cariño, hasta mañana.

Resulta que María era su hija de 8 años… y yo que pensaba que no me haría falta salir de casa para pasarlo bien. Joder… me pasé dos horas y media leyendo cuentos hasta que la niña se durmió.


Vaya con la vecina de al lado…!!!


Lorenzo López