Cuando la solución no viene, hay
que ir a buscarla. Sólo el esfuerzo de intentarlo ya forma parte de ella.
INSTRUCCIONES: lea estas
instrucciones las veces que haga falta. Son 4 pasos y no tiene que consultar con su médico ni farmacéutico, ni agente espiritual...
Primero tenemos que escoger la
ventana por la que creamos que va a caber todo. En segundo lugar abrir la ventana
de par en par y tener claro cuál es el orden que hay que seguir a la hora de
empezar a tirar cosas.
Malos recuerdos como fotos que no
miramos nunca y a las que apenas sacamos el polvo, con la intención de tapar,
lo más posible, quien sea que se encuentre debajo de tanta dejadez. Podemos seguir
tirando esa ropa de marca que apenas nos ponemos… la camiseta de JB, que nunca has sabido cómo ha llegado a tu
armario. La de quita grasa (esa que nos pensábamos que era una fórmula milagro
para adelgazar y resulta que era un lavavajillas) “caachesiete”… nueva fórmula para deshacerse de la toda la grasa (en
qué estarías pensando) Los pantalones del plátano de Canarias… el de las motitas (esa fruta de grandes
dimensiones estampada justo en la parte delantera… (Vaya provocación veraniega)
Las chanclas de anís del mono, esas que te hacían andar un pasito palante uno pal.lao y aterriza como puedas… (Depende
el sol y la sombra). Y más camisetas
como las de Pryca, Salou, Benidorm, Tulipan, agua del Carmen y otros milagros. Aquí
incluiremos el calzado que tenga uno o más agujeros en cualquiera de sus
partes. Y todos aquellos complementos que guardamos sin estrenar… calzoncillos
que nos regaló la yaya, las bufandas que pesen más de tres kilos, bragas altas,
sobre todo las que nos cubran el ombligo o alcance la parte baja de las tetas. Gorros
de lana, de esa que pesa mogollón. Pañuelos de tela marinera u otros tejidos no
impermeables que nos humedecen los bolsillos. Calcetines con más tomates que en
la fábrica de Orlando. Y muy importante!!, los condones que nos aparezcan por entre medias de dichas prendas (si no los hemos gastado ya, mejor que
hacerse mala sangre)
Los cuadros. Todos los que pesen
suficiente como para caer a plomo sin necesidad de empujar demasiado. Podemos incluir,
ya puestos… Jarrones, jarritas, cacharritos, recuerdos de Valencia (estos sobre todo, que son muchos y malos…
rita rita etc…) Envases en los que jamás hemos puesto nada, el bote de los
caramelos de miel que tanto nos jodió cogérselos a Papa Noel u otros simpáticos.
Fuera… También tiramos las velas que compramos para una ocasión especial, sobre
todo las que no hayas encendido nunca y lleven contigo más años que “Saber y Ganar”. Números de lotería que
sabes que no te han tocado y guardas para seguir pensado que hubieras hecho si
te tocaba (te recomiendo que los rompas y los metas en uno de los botes de colacao que guardas con laurel seco, lo
rellenes con los mazapanes de la navidad del 2001 y lo lances con todas las
fuerzas que te hubieran dado los mazapanes si te los hubieses comido en su día).
Hablando de comida… lo primero
que tiramos es toda la comida basura que tenemos esparcida por la cocina. Pastelitos,
galletitas, rosquillas de azúcar, cremas de lo que sea…cacao maravillao o sin
maravillar, patés o pa cafés, en fin todo lo caducado, que en definitiva es
comida basura. No nos debemos olvidar de ese medio limón de la nevera. Del resto de mayonesa que hicimos el domingo que está perdiendo su amarillo pálido
original y recupera su verde más peligroso. Restos de mala leche, caldos con solera sólida. La sopa de fideos más espesa
que la gomina de cr7. El trozo de lechuga que dejamos por si acaso un día te apetece cenar ligero… mierda (si quieres cenar ligero bebe agua). Los refrescos con azúcar,
yo los tiraba sin dudar… estos caerían
por su propio peso… Yogures, todos los que su envase se haya deformado
notablemente. Los huevos no se deforman, pero pesan menos si están en mal
estado… así que si pesan menos que los tuyos propios… pa fuera. En el congelador siempre hay más cosas de las que
necesitamos… (Por si acaso) sobre
todo aquellos productos que no reconozcas que los has comprado tú, ni recuerdes
porqué están allí, fuera!!!.
En los armarios, busca y rebusca,
y todo lo que no sepas como funciona o dudes de cómo sacarle provecho, por la
ventana. Juguetes, de cualquier clase, y no me refiero a cuando ibas al cole…si
no por su forma, tamaño y longitud…fuera, pilas
incluidas. Todo lo que tengas debajo de la cama, incluidos amantes de los
ajeno y líos de alcoba, secretarias, príncipes, morenos, rubias, canijos, mantas
de tigre, alfombras con más kilómetros a sus espaldas que el camino de
Santiago. Y cualquier otro artilugio de gimnasia o magnesia que aparezca por
arte del... anda ni sabía que estaba aquí.
Fuera. Si no sabías que estaba allí, no sabes lo que es arrodillarse, (Dios no te castigará por ello, pero reza por
si acaso).
Las camas las puedes tirar. Empieza
por los colchones, los somieres, los cabeceros, las partes de los pies y todo
lo que creas que puede formar parte de la cama, incluye las mesitas, la
lamparilla de noche y el vaso de agua con la aspirina de ella. Revistas que no estén a la vista, da igual los rombos o X que
tengan…Fuera.
En el comedor también hay tela de
cosa que tirar por la ventana. El sofá que siempre te ha machacado la espalda. El
puf que siempre te arrepientes de haber comprado. Las sillas de diseño que
te vendió el mismo que el del puf… y que crujen más que las rodillas de Pinocho. La
librería, y todo lo que haya escondido, fuera. Digo escondido, porque si te
vieras en una apuesta, estoy seguro que no acertarías una de cada diez cosas de
las que aparezcan dentro. Copas de vino sin estrenar, ni siquiera han visto el
agua de fregar. Platitos de aperitivo que te regaló la suegra el día de tu
boda. (regalazooo) Un cacharro para poner tartas que aún tiene el precio en pesetas con
céntimos. Bandejas para ensaladas con polvo sin aliñar y un sinfín de
utensilios sin utilidad reconocida. La mesa de centro, fuera, con sus revistas
moda, “cosas de casa” (estas sobre
todo), periódicos todos los que hayas leído, y los que no también (tiempo has tenido). Películas en DVD que
ni giran en el reproductor, fuera. Las piratas quizá giren, pero también las
tiras, que como te pillen… En cuanto a la música la tiras toda menos la que termine en G, esa seguro que tiene su punto. De la vitrina de la vajilla, puedes hacer dos cosas,
o le echas huevos (los tuyos) y lo largas todo de una vez, o haces tiro al
plato, hondo, llano, postre, tazas, platitos y vasitos de chupito. Guarda el vaso de nocilla de Alejandro Sanz, ese que te parte el corazón. Y por último
el mueble. A la mierda!!!!
Cuando revises tu casa y te des
cuenta que no te queda más que las cortinas, entonces y sólo entonces habrás aprendido “Como se
tira la casa por la ventana”
Aquí llega el cuarto y último
paso. Reflexionar... Ni guardes por guardar, ni tires por tirar.
Lorenzo López
(Comparte si te da la gana...)