Lectura de Elena

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jueves, 1 de junio de 2017

El rojo caramelo de tus labios

Así de intenso, así de venenoso es el rojo de tus labios. Es el veneno que tan bien me sienta y por el que me gustaría morir.

Esas tardes sin ti, sin tu aliento, sin tu cariño, sin mí a tu lado, sin nada más que la negra noche rota por el brillo de la luna reflejada en el mar de tus sueños. Y un puñado de estrellas buscando completar tu nombre rompiendo por unos instantes, en pedazos, la luz opalina de la luna más redonda y preciosa, que esa noche puse encima de tu alma. La vida sigue y el tiempo es la silla donde te espero hoy… quizá mañana sea pronto para decirte que moriría por ti, quizá otro día te lo digo. O quizá nunca te lo diga a cambio de salvarte la vida. O quizá vete tú a saber…

Aún recuerdo tus labios cuando se mezclaban con los míos en la pasión de la noche, sin luz, solos tú y yo con el silencio a nuestro alrededor, roto por esos latidos especiales de tu gran corazón. Ese rojo de tus labios que aún tengo el placer de saborear cuando relamo mis labios, y el recuerdo me hace sentir tus caricias como antes. Tus manos buscando sobre mi piel lo mismo que buscaban las mías sobre la tuya. Tus ojos cerrados, los míos también. Y tu aliento acelerado intercalándose con el mío… tan perfecto como el tic-tac de un reloj suizo.

Porque si pienso, te pienso. Porque si respiro, respiro tu aliento. Porque si amo, te amo, y si sueño… siempre estás a mi lado. Y cuando no, te imagino…

Porque me encanta tu sonrisa. Me encanta mirarte cuando duermes, aunque no sepa lo que sueñas, aunque no entienda nada de nada cuando me explicas tus sueños en voz alta. Me encanta sorprenderte por el gesto de tu cara, por el brillo de tus ojos, por esos latidos desordenados que te hacen tan especial y diferente… Me encantas.

Porque de vez en cuando la vida, nos regala algo inesperado, algo sutil, algo extraordinario. Un encuentro, una mirada que dura apenas un instante y es para toda la vida. Un reflejo, una ilusión compartida, una grito sin eco, un guiño de bienvenida. Un beso imaginario, una pregunta sin respuesta, los secretos de un diario, una promesa honesta. Un te quiero para siempre, un tú o ninguna, una canción de cuna, un verso sin terminar, un poema de amor, un atardecer junto al mar, un suspiro embriagador. Un escalofrío de pasión, dos palabras en la arena, tres motivos sin razón, cuatro manos a escena, cinco dedos me señalan y seis sentidos nos delatan.


Porque de vez en cuando suceden cosas maravillosas… y Te quiero


Lorenzo López