Ahí es nada, un tonto y sus tonterías. Y si dicen que dizan….
Me la trae al pairo muchas de las
cosas que suceden premeditadamente. Buscadas y rebuscadas por los que sólo
piensan en sí mismos. Que matarían de hambre al prójimo por no compartir sus
sobras. Me avergüenzo de convivir con aquellos que sólo salen a la calle para
presumir de quien son, y no para conversar sobre lo prometido, ni el cómo ni el
porqué de lo que ocurre en la ciudad. Muchos charlan insistiendo en que sus
acciones son por un bien común… creo que no alcanza ni a regular. Porque hemos aprendido a distinguir al
mentiroso compulsivo del mentiroso devoto y pelota. Porque sabemos quién tira
la piedra, a pesar de que esconda la mano una y otra vez. Porque degustamos
cada día el sabor de la desgracia propia y ajena. Porque reconocemos a los que
nos ignoran, que son los mismos que nos cambiarían por unos cientos de miles de
euros sin ningún motivo ni explicación.
Me da rabia pensar, que hay
personas que depositan su confianza en otras gentes para terminar siendo
engañadas. Porque esos mismos que engañan, se defienden con la misma ley que a
los demás nos castigan si protestamos. Me indigna
plenamente palpar el aliento de los que suspiran por hacerse con cuanto más mejor. Los mismos que
desprotegen a quienes necesitan el cumplimiento de aquello en que confiaron.
Personas con derechos que saben que es trabajar por un puñado de euros y que no
les cunde para vivir dignamente. Personas a las que las modas se las pasan por los huevos. Que piensan, o mejor dicho,
sienten aquello de “ande yo caliente, ríase la gente…” Aquellos que con un
“chusco de pan” y unas sonrisas, hacen la merienda de los suyos.
Si algo de una ciudad cualquiera,
la mía por ejemplo, se vende o privatiza, tiene que ser por el bien del
ciudadano. Este, tiene que verse beneficiado con esa gestión. Y por supuesto,
no sólo estar de acuerdo con ella, sino que además tiene que ser conocedor de
las cuentas del ayuntamiento correspondiente. Porque en ese sentido, eso de ser
“juan palomo….” Ni es ético, ni es
moral, ni tendría que ser legal. Se pagan impuestos para que todo funcione lo
mejor posible. Para poder disponer de zonas urbanas verdes con equilibrio entre
calidad y precio. Colegios, fiestas mayores, atención médica, espacios para jubilados
con atención especial, y asociaciones especiales para personas con alguna
deficiencia física, mental o cualquier otra que le dificulte un desarrollo
normal. Porque estas personas son PERSONAS con los mismos derechos que
cualquiera. Comen, ríen, hablan, piensan, sienten y aman. Disfrutan de las
mismas cosas que tú disfrutas. Merecen el mismo respeto y dignidad como lo
merece un presidente, un alcalde, un profesor, un médico, una enfermera, un
ciudadano de a pie o un indigente que duerme en la calle, porque alguna entidad
financiera así lo quiso. La palabra RESPETO, debería ir la primera en todos los
libros de educación básica del mundo, en los diccionarios, DIGNIDAD tendría que
tener un espacio más amplio y destacado.
Los lugares de recreo para los más pequeños. Zonas culturales ilimitadas
y centros de formación para los que no tienen posibilidades económicas,
tendrían que tener un mayor control y seriedad. Más becas sociales, de
alimentos, de servicios básicos del hogar. Becas de comedor en los colegios, y
de estudios. Porque parece que hay gente a la que le da miedo que los de a pie,
consigan ilustrarse con esmero. Consigan aprender más de la cuenta, por miedo
quizá, a entender lo que uno lee o interpretar de forma coherente aquello que
en muchas ocasiones palabrean los de arriba, dando por hecho que será un mar de
dudas para el resto y así más fácil de dominar.
Hemos tenido y tenemos, grandes
escritores/as, pensados/as, economistas, maestros/as de escuela, filólogos/as,
filósofos/as, químicos, inventores/as y amas/os de casa, y cualquier
trabajador, artesanos, mineros, etc… que han dado hasta la última gota de sudor
por su familia y amigos, dignos de ser reconocidos/as mundialmente si cabe. Por
desgracia sólo unos pocos lo han conseguido.
Muchos tendrían que aprender de
estas personas. Escucharlas y pasar tiempo con ellas, incluyendo los mineros y
repartidores que madrugan más que el amanecer para abastecer nuestros
comercios. También los profesores de escuela. Los hombres, mujeres y niños que
pasan la noche al amparo de la luna. Por supuesto a las amas/os de casa que
trabajan duro cada día para que su hogar siga siendo un hogar digno. Haciendo
que la economía de esa familia cunda para mantener la familia en las mejores
condiciones posibles. Ahorrando hasta un céntimo al día para poder tomar un
café a principio de mes con las amigas/os.
Entiendo que haya ricos y podres.
Lo que no entiendo es porqué los votos de los ricos se pagan y los de los pobres
se compran.
La palabra señor no hace que uno sea mejor persona, son sus actos los que le
hacen serlo.
Quizá parezca una tontería… y no
lo sea.
Lorenzo López