Ha llegado un punto en que las personas vamos a por todo o nada. Nos dejamos llevar por cualquier cosa que nos ponen delante de nuestras narices, sin apenas valorar sin nos interesa o no. Nos cambian el agua sin cambiarnos el vaso sucio. Hay momentos en los que somos capaces de odiar al prójimo sin que nos haya hecho nada, y en cambio no sabemos apreciar cuando alguien nos ama sin porqué. No somo capaces de notar ese cariño que alguien nos regala por el simple hecho de que le caemos bien, o porque se encuentra buen a nuestro lado. Nos cuesta reconocer que amamos a alguien, es como si nos diera vergüenza decirlo o que nos vean de la mano de esa persona.
La vida no darse una vuelta por la plaza para ver cómo está el barrio. para ver que tiene este o que tiene aquel. Que podemos copiar, fotografiar, publicar en nuestras redes o criticar. La vida es como un cuento en el que nosotros somo protagonistas y debemos abrirnos espacios para poder acomodarnos y encontrar un punto de estabilidad emocional. La vida cada segundo que la vivimos, nos cuenta cosas al oído, y somo nosotros lo que casi nunca sabemos entenderla. La vida es un espacio infinito en el que tenemos un tiempo indefinido para hacer lo que queramos cuando queramos. Unos eligen hacer el bien, otros el mal. Unos deciden ser personas, y otros se conforman con ser gente. La vida nos da una llave con la que podemos abrirnos a les demás y tirar la llave, o cerrarnos para siempre. Casi estamos obligados a conocer personas diariamente, por la razón que sea. Pero nosotros decidimos quien se pasea por nuestro espacio, y quien camina junto a nosotros cada paso que caminamos. Quien beberá de nuestro vaso, quien compartirá nuestra sonrisa o quien llevará nuestro mejor beso al final del día.
Ese tiempo indefinido que tenemos de vida, cada uno lo vivirá como crea conveniente. Llegados al punto de que tenemos que conseguir ser nosotros mismos y conseguir nuestra felicidad, y con quien compartirla, yo diría que tendríamos que valorar lo que nos dan vs lo que damos. No siempre hay que poner la otra mejilla. No siempre hay que perdonar, ni siempre hay que tropezar en la misma piedra si la vemos venir. Si algo no funciona cámbialo aunque te cueste, aunque te la juegues, hazlo.
La vida es el medio de transporte más caro conocido, porque siempre te llevará con destino a la muerte.
Lo mejor es aprender a disfrutarla con lo que puedas conseguir tú mismo, y no confiando en los demás. Aprender a desconfiar de aquellos en los que siempre has confiado, te hará ver cosas desde esa perspectiva, que antes no eras capaz de ver cegado por ese exceso de confianza.
La vida simplemente es el tiempo que alguien está sin ti o contigo.
Lorenzo López
