Lectura de Elena

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jueves, 20 de agosto de 2015

Comparando

Todas las comparaciones son odiosas. Sobre todo cuando lo que comparas tiene algo que ver con la persona que escucha. Sea por sus ideas o por su forma de ser, por sus manías, por su estilo o simplemente por aquello de “porque yo lo valgo”.

Hay momentos en los que comparar a alguien con otra persona o cosa, nos sale de dentro. Es como si fuera algo innato. Estoy seguro que todo el mundo en alguna ocasión a comparado algo con algo o alguien con alguien, o peor aún, alguien con algo…

--La cuestión es cómo le sienta al comparado, que lo comparen.

Un ejemplo que se usa normalmente, -y lo lo sabes-… es cuando se compara a un ladrón con un político. Es cierto que se generaliza, sí. Pero aún sin pronunciar nombres, el porcentaje de acierto es muy pero que muy amplio. A los buenos políticos, que quiero pensar que alguno pueda haber, no debería molestarle, por el simple hecho de que son buena gente. 

Se compara el nacer con una barra de pan bajo el brazo, con ser rico. Tener suerte con un tonto. Ser guapo y millonario con ser buen deportista (véase comentario de cr7). También ser listo con el hambre. Ser un zorro con la astucia. Ser paciente con ser un santo. (Jesús aún espera explicaciones del embarazo de la Virgen María) Comparamos repelente con al agua y el aceite. Se compara la cultura con un lujo (véase lista de precios de matrículas universitarias…)

Algo de costumbre centenaria, por lo menos, es comparar a las suegras con algún animal pesado y molesto para tener en casa… (Hipopótamo, orangután, foca adulta, ballena, etc…)

Creo que nos hace falta renovar el fondo de armario de las comparaciones.

Ejemplos:

Hacer el amor contigo, es como follar con los ángeles. (A la chica no le gustará que metas tanta gente en su cama)

Pasear a la luz de la luna, es como estar bajo la luz de tus ojos. (endesa te mandará un facturón que vas a flipar…)

Conducir tu coche nuevo es como ir sobre raíles. (Las multas las pagas tú, chaval)

Te quiero como si fueras parte de mi vida. (Por eso las chicas van de dos en dos al baño)

Mi pulso es como el de una estatua. (Quizá estés muerto, mira a ver…)

Mi inteligencia en como la de un ordenador. (Pues reiníciate que estás colgao)

Mi niño es bueno como un santo. (Cuidado con los niños y la iglesia…)

Te pareces al tonto del pueblo. (Sí, sí… dame pan y dime tonto)

La vecina besa como una diosa. (Eso dicen, eso dicen…)

Este café es como beber agua sucia. (Se nota que nunca has bebido agua sucia, nen)

Soñar contigo es como un cuento hermoso. (Cuando despiertes te cuento la verdad)

Mis natillas son como las que salen por la tele. (Y una mierda, las que salen en la tele se las come Marc Marquez)

Mi cuerpo es como el de un atleta. (Cuidao con lo que tomas…)

Mi sentido del humor es como un don. (Y don-de está la gracia…)

Mi abdomen está plano como una tabla. (De qué… de quesos, de embutidos…)

Mis escritos son como para comentar. (Se puede comparar con algo o alguien, no vale copiar)


Ha llegado el momento de parar sin más comparaciones. (El comentario más original podrá elegir el tema de la próxima entrada en este blog)


Lorenzo López