Lectura de Elena

Lectura de Elena
lectura de Elena

jueves, 18 de agosto de 2016

Al tacto del cariño

Un atardecer cualquiera, un instante de tu vida dedicado a la mía. Un placer exquisito, un recuerdo que necesito. Aquel aroma que desprendía tu piel. Aquella sonrisa brillante que engalanaba tu ser.

Unas manos delicadas, finas y rasgadas de leer al tacto aquellas cartas que yo te dediqué. Que te escribía sin falta cada jueves. Como hoy lo sigo haciendo, coincidiendo con tu santo, 18 de agosto. Te felicito, como siempre lo he hecho.

Una constante melancolía. Una ceguera imprevista que causó miedo en cada segundo de tus primeros días sin ver. Sin contemplar ni un solo amanecer más. Sin poder verte ante tu espejo, ni ver tu color favorito, ni tu sonrisa, ni peinar tú pelo liso...  Un oscuro sinsentido que a partir de ese instante, lo vivido eran recuerdos… y mis recuerdos el tiempo en que nos conocimos.

Ese atardecer que hiciste único, ese tiempo limitado que no te dejó conocer, más allá de los 36. Una ilusión truncada, una vida recortada al antojo de quien fuera el causante de ese mal, que maldigo una y mil veces más.

Recuerdo tu sonrisa y el brillo de tus labios, recuerdo tu mueca preferida, recuerdo tus recuerdos. Tus gestos sabios, tus caricias al viento… y una parte de tu vida.

Recuerdo tu voz recitando tus poemas y mis versos para ti. Leyendo partes de tus novelas preferidas. Recuerdo tu voz como un susurro placentero. Como canto de riachuelo. Como suena un latido… como suena el tuyo, mi preferido.

Tus ojos azul cielo, aún privados de visión, describían tus deseos, tu pasión. Aprendiste a verme sin verme. Escuchaste mis secretos y yo los tuyos. Fuimos amigos y somos, y seremos.

El cariño que te comparto es mío, es el mismo que aquel atardecer conociste, justo después de que el azar nos visitara por primera vez. Después de una pregunta ¿Hola te puedo ayudar…?

Siempre estarás, porque mi corazón siempre tendrá un hueco para tenerte.


Que descanses en PAZ Elena.


Lorenzo López