La verdad no siempre es mentira,
ni la mentira tiene las patas tan cortas como algunos creen, o quizá sí. Yo nunca
se las he visto.
Lo raro sucede igual que suceden
otras cosas. A veces esperamos lo inesperado, mientras que lo que esperamos se
desvanece delante de nuestras narices. No vemos más allá de lo que nos parece
bien. No prestamos la suficiente atención a cosas tan simples como una mirada o
un suspiro, una lágrima, una sonrisa a medias… o un no
sé qué.
Cuando somos críos, celebramos
los cumpleaños con la misma alegría que una persona va a cobrar una loto de
seis. Conforme pasan los años, seguimos celebrando los cumpleaños, pero ya no
de la misma manera. Empezamos diciendo que lo hacemos por los niños, y
terminamos yendo a cenar solos para que nadie te vea soplar más de 40 velas… (Recordando cuando tenías 18 añitos…) y
justo antes de que tu memoria recuerde el momento de soplar los 18, justo
entonces ves 81 velas ardiendo encima de un pastel de chocolate y nata. Por eso
no entiendo por qué hay personas que quieren celebrar su cumple sin cumplir
años. Ni entiendo por qué hay jóvenes deseosos de cumplirlos, para con los años…
arrepentirse.
Otra cosa que sucede mientras
tanto tonto intenta atinar en sus cosas, es que otros tantos listos ni lo
intentan.
Razones hay más que panes y chorizos
más que cuerdas que los aten. Nos empeñamos
en ser diferentes aparentando ser como no somos, para escondernos de vez en
cuando y ser nosotros mismos durante un rato. Las sin razones vienen y van como
cántaro a la fuente. Vamos sobraos de motivos y de orgullo ni te cuento. De gracias pocas y de perdones escasos. De buenas intenciones algunas y de promesas no
me acuerdo. De confianza la justa o menos y de justicia la liquidamos el 26 J. De
oportunidades la primera y la última, y de bondad se terminó y las escusas
están a dos por una. De pensamientos, más impuros y carnales de senos llenos, sin confesiones y cardenales. De amigos pocos y de
conocidos por interés te quiero Andrés.
De listas sin nombres y de nombres sin listas… (Y ya no saben qué hacer) De gatitos con mimos y de mimos sin palabras. De mañana será otro
día y quien día pasa año empuja. De hambrientos de comer i no ser comidos. Del
oro parece y ni plata no, ni na de na. De tiro porque me toca y de oca a oca. De
pele as y de mes sí... hay esa Argentina sin ti.
De cuarto menguante y cuanto mangante.
Y de radar para dar-te por detrás. De murmullos entre dos y corre ve y dile… y
dile, vuelve y mascúllanos. De noches de juerga… del yo controlo, del yo
control…oohhhh, la cagaste Burt Lancaster.
De rimas sin rimar en aquellos poemas
con huecos entre lágrimas y corazones, entre comas y perdones, entre puntos
suspensivos y el mal de amores. De tanta tinta sin tintar, de tanta tinta sin
usar, sin expresar ni explicarte, sin escribir tu nombre… sin marcar, ni pintar
un beso, sin dibujar un corazón entero, sin un sí quiero.
De perder la paz por ganar la
guerra. De ser o estar, de entrar sin salir, o de disparar sin apuntar, o de apuntar
sin mirar a nadie. De vivir o de sobrevivir. De beber, comer y dormir.
No se
trata de resistir, porque la vida no se trata con nadie. La vida es del tiempo
que vivimos.
¿Y te sigues preguntando por qué?
Lorenzo López