Lectura de Elena

Lectura de Elena
lectura de Elena

jueves, 8 de octubre de 2015

El verde de la vergüenza

Desconozco los detalles. Lo que sí me suena y mucho, es aquello de “la vergüenza era de color verde y se la comió un burro”.

Con más atino que seguridad, diría muchas cosas sobre la vergüenza sin parar. Cosas buenas y malas. Muchas cosas que algunos conocen y que otros desconocen.  Y cosas que algunos conocen tan bien que delante les acompaña la palabra SIN.

La sinvergüenza es el traje con que se mudan todos los días, fiestas de guardar incluidas, aquellos tipos sin ton ni son.  Por qué si tuvieran “ton” por lo menos algo nos sonaría. En cuanto a lo del “son”… joder!! Podría escribir sin parar 19 días y quinientas noches, por lo menos, de cómo “son”. Apuesto mi virginidad política a que cualquiera de los que estáis leyendo ahora mismo, por lo menos habéis pensado dos nombres, tres insultos y recuerdos para los familiares y para los amigos de los amigos de los 2 nombres en cuestión. No entraré a que partidos corresponden a cada uno de los dos, ni me importa.

Ese burro no sé cuánto verde fue capaz de comer a lo largo de su vida. Pero por muchos kilos que fueran, espero que no haya tenido familia numerosa, porque si algo falta por estas tierras de la eu, es vergüenza y mucha. Píntenla ustedes como quieran. Denle la forma que deseen. La pueden calentar a la lumbre de unos palos de olivo o remojarla en agua brava del atlántico, pero seguirá siendo vergüenza. No tengo nada en contra de los burros, bueno contra los de dos patas sí, sobre todo con apellido extraño, que los de cuatro recuerdan con facilidad. Es más, a los de cuatro patas me gusta verlos mientras me miran y se comen esa parte cada vez menos verde y más dorada.

Me encanta dormirme pensando que todo esto es un puto sueño que se arreglará mañana por la mañana… pero parece ser que ayer por la noche pensé de igual forma, y esta mañana… bueno ha pasado demasiado deprisa y no he tenido tiempo de nada.

Que hemos aprendido hoy.

Que la vergüenza no está probado que fuera de color verde o de cualquier otro. Que el “ton” y el “son” tienen sentido, y mucho, a pesar del dicho. Que hay algún burro de dos patas con apellido raro. Que hay un periodista más listo de un presidente plasmado. Que la palabra SIN no sólo va delante de la cerveza o del bitter. Que aunque el mono se vista de seda, nomo se queda. Que los sueños no siempre se cumplen, por lo menos no al día siguiente. Y antes de irme quiero dejar claro una cosa. Mi virginidad política está en juego, o no, así que sed conscientes de ello y quedaros a gusto… dejad que vuestra boca suelte lo que vuestra conciencia sujeta.

Y por supuesto que todo parecido con la realidad es cosa de mi ingenio. O algo así…



Lorenzo López