Lectura de Elena

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jueves, 23 de junio de 2016

Con más dudas que blandas

A fecha del día hoy, que irremediablemente avanza, la política se sigue mostrando insípida y sin carácter, sin vergüenza y sin confianza. No tiene ni una pizca de sustancia, ni si quiera una sola novedad.

Siempre se viste con el mismo traje. Cambia la corbata pero con las mismas dudas. Sus sentidos lucen con el brillo de la inseguridad y tras unas sonrisas, más falsas que una moneda de euro con la cara de Homer Simpson, afirman cambios para cambiar lo que nunca han cambiado. Aseguran que todo va bien en sus casas y mal en la de los demás partidos. Aseguran que no nos faltará de nada, cuando siempre nos ha faltado lo básico. Aseguran puestos de trabajo, cuando son ellos los que lo destruyen. Aseguran menos paro en estadísticas, cuando en realidad miles de jóvenes estudiantes abandonan el país por falta de salidas laborales. (otro macdonals es posible…yeaaaa)

Parece increíble que todos los partidos políticos “defiendan” lo mismo y no se pongan de acuerdo en nada.

Hasta nos aseguran que no tenemos deuda… serán ellos, porque el pueblo si las tiene, y las tiene que pagar, vamos…

No se vayan todavía, aún hay más…

Ahora viene lo bueno.

Llegado este momento, el domingo no sé si ir a votar, o irme a botar. Porque votar lo he visto con las gafas “del serca”, y lo he practicado más que el padre nuestro antes de la comunión. Y el resultado siempre ha sido el mismo. Escoges una papeleta. A ser posible la de un partido bueno… tipo Barça – Milán, y la metes en un sobre (antes asegúrate que no hay un “Bin Laden” dentro con la firma de Bárcenas) una vez metida… memoriza bien las promesas, porque quizá no las vuelvas a escuchar nunca máis. Luego haces una cola larga, larga (tipo iglesias), que tela también, y con el sobre y el DNI en la mano izquierda, dejas caer tu mano derecha y esperas... Y llega un momento que te toca… y tras revisar que eres tú, que tienes la misma pinta que en la foto (que es lo más difícil de creer) te dejan meter (otra vez…) el sobre dentro de una urna… que es lo único transparente que nos enseñan. No sé vosotros, pero yo cuando salgo de allí, me da la sensación de que estoy en la calle. No sé, siento ese vientecillo… calentorro que me termina de joder el domingo.

Otra cosa es ir a botar. Eso lo tengo que probar, porque se ve que mola mucho. Parece ser que te pones enfrente de una embarcación como si esperaras el Habemus Papam, y tras un rollazo de dos horas, que leen entre dos o tres, sobre no sé qué… va un señor y lanza contra la proa, una botella de cava, sidra, cerveza o champán (depende de Ship Made in…) con más ilusión que un bebé con pañal nuevo. Todos aplauden esa acción como si fuera la mejor de la Bolsa. Algunos incluso hacen reverencias como burros y otros lloran lo que quizá nunca lloraron por una persona. Arrogantes con trajes a medida, y a medida de lo posible semblantes parecidos para aparentar lo que sea que quieran parecer. Si pudieran enseñarla para ver quien la tiene más grande… maricón el último. Es que son la polla. Entonces pues nada… que si eres alguien importante seguro que hay sitio para subir a dar una vuelta en el barquito, con unos aperitivos de “Susi” bajos en sal, bebidas con alcohol y sin vergüenza, y refrescos con base de agua la “mar” de fresquitos. Si no lo eres, ni conoces a nadie, entonces sí que nada de nada… pero bueno de todas formas pasas el día de domingo entretenido… que es otra forma de botar.

No se vayan todavía aún hay más…

Falta el final de las blandas

Vencer, no siempre tiene como resultado una victoria limpia. Existe el arte de “convencer”, que es ni más ni menos, es lo que tratan de hacer los que pretenden representarnos, presentándonos las mismas promesas pero vestidas de otro color. Y sabéis aquello de “Por mucho que el mono se vista de seda, mono se queda” Y eso es lo que ha estado pasando siempre. Intentar vestir a un mono de presidente, (con perdón a la inteligencia del animal) cuando no hacía falta… sólo es necesario quitarle las gafas.


Hasta otra… sin duda.



Lorenzo López