Lectura de Elena

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jueves, 20 de septiembre de 2018

Pecados capitales (1ª parte)

Quizá alguno piense que voy a darle una lección de economía. Tranquilos que no es así. Sé lo justo. Que 2 y 2 son 4. Que 1 más 1 no siempre son 2 y creo que tres por culo daban 21.

Quiero tratar de ajustar lo máximo posible, teniendo en cuenta la situación actual, los siete pecados capitales a todo lo que está pasando. Si alguno necesita bostezar, toser, ir a por agua y tirarse un pedete por el camino, rascarse allí… donde le pique, o santiguarse, que lo haga, no pasa nada. Si estéis con la novia, en público o en lugar profano y tenéis una birra fresquita…entonces nada de agua, lo más, depende de la confianza.

Me tomo la libertad de empezar por lo que yo considero, de menos a más. O sea del menos malo al peor. Y quizá cuando termine, ya veré si tengo que arrepentirme de estar bebiendo agua en lugar de una birrita fría.

PEREZA:

Considero que el más “leve”, entre comillas, es la pereza. Algunos diréis que es muy mala porque es cosa de vagos, gandules, holgazanes…etc.

Un gandul o vago, al que le gustaría tener mando a distancia hasta para abrir cuando le llaman al timbre, entra dentro del pecado capital pereza. Pero ahora bien. Aún lo es más, y con MAYÚSCULAS, el que no hace ni el huevo cuando muchos dependemos de que mueva su culo. Ese tío que está donde no tendría que estar y sigue ahí porque tiene unos cojones como los melones BOLLO. Ese tío que es lo más parecido a las máquinas de sacar muñecos de los bares. Que te hartas de meter pasta en su monedero y jamás te da nada a cambio. Al contrario, en las máquinas por lo menos suena una cancioncilla, que aunque te jode, por lo menos mueves la cabeza con ritmo.
Esos tipos a los que la pereza les hace menos eficaces que ir de caza con un mondadientes, son a los que me gustaría que  sus mentes se cautivaran por esa misma pereza y sufrir en su propio día a día lo que muchos no podemos, por derecho, disfrutar por su culpa.

LUJURIA:

Dígase del que hace del sexo un abuso desconsiderado. Quizá algunos obispos u otros comulgadores con sotana, creyentes y practicantes de un testamento que han ido tejiendo a su medida, y siempre “presuntamente”, enganchados a este pecado nos lo podrían explicar mejor.

GULA:

No me refiero a la del norte. Me refiero a comer en exceso, a veces por desorden y otras muy ordenadamente por capricho. Aquí podríamos encajar perfectamente a varios triperos de la política. Tipos que se pasan las normas, leyes y juramentos por el forro de los huevos. Triperos de cuchillo y 5 tenedores (que les clavaría sin dudar en las manos cuando pagan esos manjares con nuestro dinero); les diría que el derecho a alimentarse no se lo negamos, pero me niego rotundamente, a que los demás tengamos que utilizar un plato cada vez más pequeño, para que nos parezca que se llena como antes.

Que la acidez se apodere de sus estómagos eternamente. Amen.

IRA:

Dícese del cabreo sobrenatural que estos días un hombre, según una señorita canaria, ha estado vomitando en varias ruedas de prensa. Haciendo al pueblo culpable por pedirle explicaciones por lo adeudado no anotado en el haber de las cuentas públicas.

Otro irascible de los cojones, con un “Grau” de impertinencia y chulería abusadora, nos mostró hace poco sus encantos en una rueda de prensa, porque le dio la gana, en la que pronunció miles de palabras salidas del diablo que lleva dentro, sin cordura, sin lógica y con menos argumento que un anuncio de …

Otra forma de definirla ira, y esta creo que con tanto fundamento con la cocina de Arguiñado, es la del pueblo, que por cojones, tiene que aguantar carros, carretas y carretones, y todos, todos bien cargados y cuesta abajo.