Lectura de Elena

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jueves, 11 de diciembre de 2014

Refranes y dudas

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Sé que se representa con el color verde. Que si hablamos de actitud, está muy bien luchar por tenerla. Y también sé, que algunos se empeñan en que la perdamos y otros rezan para no perderla.

Algunos usamos los refranes como un rezo corto del día.

TALES COMO:

“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”

Y que pasa que vamos un día adelantados o qué. Porque, si lo que podemos hacer mañana, lo hacemos hoy, una de dos… o tenemos mucha prisa por terminar. O nos dejamos el último día para descansar como hizo Dios. Al ser humano siempre le ha gustado la buena vida. Descansar y divertirse, creo que resume todo lo que os podáis imaginar. De ahí que este refrán me cueste entenderlo en su totalidad.

“No hay problema que dure cien años”

Creo que está claro lo que nos quiere decir. Que nos moriremos antes, en todo caso. Porque a ver, si los problemas serios empiezan a surgir entre los 25 y los 40 años, uno tendría que vivir entre los 124 y los 139 años, aproximadamente… y esos serían cuatro contados. Dígase de los que realmente cuidan su dieta y hacen ejercicio. Aquí no entran políticos ni gente de ese tipo. A estos los problemas les duran 4 años, y en algunos casos pueden llegar a los 8 o 12 años. (Estas cifras sí que me dan miedo). En fin que tranquilizar, tranquiliza este refrán, pero objetivo no lo es mucho.

“No hay mal que por bien no venga”

Lo usamos cuando tras algo malo sucede algo bueno. En este refrán, la lógica salta a la vista. Pero… siempre hay alguien que tiene una cuestión o duda en su haber. Yo mismo. El hecho de que pase algo malo… ¿nos garantiza que suceda algo bueno? Diría que no. Conozco un amigo que un día conoció a una chica muy muy mala… y después, la verdad verdadera fue que no le sucedió nada bueno. También sé de alguien que tuvo un accidente con el coche prestado de un ex-amigo. Y después de eso, aparte de perder el amigo, tuvo que pagar la reparación. Le restaron puntos por ello. Quiero decir que perdió la confianza con el resto de amigos en común.

“No hay dos sin tres”

Pues así es, sino sería… 1-4-5-6-7… que bueno, todo es acostumbrarse. De siempre se ha contado con el 2 y en muchas ocasiones es mejor. Por ejemplo. Una cena romántica, mejor dos, el 3 ya sobra antes de quedar. En las chicas también es mejor el 2, porque sí no quien le aguanta la puerta a la amiga mientras mea. Podrían ser 3, dirán algunas, sí, pero depende del cuarto de baño, hasta la 2 se queda fuera. Otro motivo por el que es mejor el 2, es cuando alguien te dice… a que te doy 2 ostias. Y tú piensas… ojalá sólo sean 2, porque como el refrán sea cierto me tocan más…

“El orden de los factores no altera al producto”

Con este tengo más de una duda. Para ello pondré algún ejemplo con el que justificar mi vacilación.
En este caso los factores que tenemos son: Un vaso de leche fría. Un bote de colacao clásico. Una cuchara mediana o de postre y un microondas.

Ahora vamos a ver si el producto se altera o no. En el vaso de leche fría ponemos 3 cucharadas de colacao clásico y removemos. Tras remover un rato… tic tac tic tac… metemos el vaso en el microondas a calentar durante dos minutos. Cuando haga cliiinn!!, abrimos el micro y  miramos dentro en busca del producto. Encontraréis parte de ese producto en forma de grumos por las paredes del microondas. Mierda!!! Pero si cambiamos los factores, y calentamos vaso de leche previamente durante los dos minutos, luego añadimos las 3 cucharadas de colacao clásico y removemos, el producto no sólo se mantiene en el vaso, sino que no habrá ni un solo grumo. Creo que en este caso la duda es más que razonable.

Otro buen ejemplo que hace dudar de este refrán, es cuando alguien sale de ligue. Factores, él y ella. Porque no es lo mismo que él le pida a ella ir a casa a echar un polvo, a que sea ella quien se lo pida a él. Aquí también el orden sí altera el producto. Que en este caso es el polvo.

“A buen entendedor pocas palabras bastan”

¿Se me entiende o se me entiende…?
Soy breve en este, porque entiendo que hay buenos entendedores… ¿o no?

“A quien madruga Dios le ayuda”

Un clásico donde los haya escritos, pero con más de una duda maldecida, en algunos casos.
No siempre el resultado es positivo en todo aquello que seguimos por devoción o por no romper una cadena vía internet.

Conozco un viejo dicho con este refrán, que resultó ser tan gracioso, que se convirtió en un chiste.
Resulta que una persona que andaba por la calle muy temprano se encontró un billete de 5000 pesetas (lo pongo en pesetas porque ahora los euros no se pierden, nos los roban…) y cuando los cogió replicó… anda mira, a quien madruga Dios le ayuda. 5000 pesetas mencontrao!!! Un señor que pasaba por al lado en ese momento y lo escuchó, le dijo… y el que las ha perdido qué. (Habrá pasado antes para perder el billete, no)

Muchos somos los que madrugamos, unos por costumbre y otros por cojones. Sea por el motivo que sea, lo que sí es seguro es que tenemos más horas disponibles para hacer cosas. Lo malo es que se las quitamos al descanso, que falta nos hace a muchos.

A pesar de mis dudas espero haberles arrancado alguna sonrisa, que falta nos hace. Siento que estos refranes son muy nuestros, muy de aquí. Algunos ancestrales, diría yo, que han quedado en herencia y que se han convertido en una gran lección para todos.

Sin otro particular deseo haberos entretenido un ratito. Os convocó para el próximo jueves. Donde habrá una grata sorpresa.

Y recordad que no siempre es oro todo lo que reluce y aunque parezca plata, no es.

Entenderé si comentáis… O no?


Lorenzo López